Una especie invasora puede comer o derrotar a las especies originales, interrumpir el equilibrio ambiental.
La mayoría de las especies invasoras provienen de su área de origen que no tienen depredadores naturales en su invasión.
Las especies invasoras pueden traer nuevas enfermedades que pueden afectar las especies nativas y humanas.
Algunas especies invasoras pueden ayudar a controlar las plagas o la producción de alimentos, como los peces del Nilo y las abejas.
Las especies invasoras pueden cambiar la naturaleza del suelo y el agua, reducir la disponibilidad de recursos para las especies originales.
Algunas especies invasoras pueden crecer muy rápidamente y cubrir la vegetación original, como Kudzu y Air Hyacinth.
Las especies invasoras pueden agregar costos significativos de gestión ambiental, como se ve en especies como el mejillón cebra y la carpa asiática.
La mayoría de las especies invasoras son introducidas por humanos, a través del transporte o el comercio global.
Las especies invasoras pueden cambiar el patrón de migración y comportamiento de los animales nativos, como se ve en las aves marrones que migran.
Las especies invasoras pueden representar una amenaza para la salud humana, como se ve en los mosquitos Aedes que transportan los virus del Zika y la malaria.