Los vehículos eléctricos fueron descubiertos por primera vez en 1832 por un científico británico llamado Robert Anderson.
Los vehículos eléctricos no requieren combustibles fósiles como gasolina o diesel, por lo que es más ecológico.
Los vehículos eléctricos pueden producir una mayor potencia que los motores de combustión profunda.
Se pueden realizar viajes remotos con vehículos eléctricos con la ayuda de una red de carga que está creciendo.
Los vehículos eléctricos pueden ahorrar costos de mantenimiento porque no requiere reemplazo de aceite y filtro.
Aunque los vehículos eléctricos fueron inicialmente más caros que los vehículos de gasolina, los costos operativos son mucho más baratos a largo plazo.
Los vehículos eléctricos tienen una aceleración más rápida en comparación con los vehículos de gasolina.
Las baterías eléctricas del vehículo se pueden reciclar y reutilizar, reduciendo así los desechos electrónicos.
Algunos vehículos eléctricos están equipados con tecnología regenerativa, que produce energía cuando el vehículo se ralentiza o se detiene.
Los vehículos eléctricos se pueden operar de manera más tranquila y cómoda en comparación con los vehículos de gasolina porque no hay un sonido de motor ruidoso.