En los experimentos psicológicos, los sujetos tienden a dar una respuesta diferente cuando saben que se están observando.
Los experimentos psicológicos a menudo implican el uso de manipulación o fraude pequeño, como proporcionar información incorrecta al sujeto, para averiguar cómo reaccionan.
Uno de los experimentos famosos en psicología es el experimento de la prisión de Stanford, donde un grupo de estudiantes actúa como prisioneros y guardias en simulaciones de prisión.
Los experimentos psicológicos a menudo requieren una gran cantidad de sujetos, y los investigadores deben asegurarse de que representen una población más grande al azar.
Algunos experimentos psicológicos famosos han producido resultados controvertidos o poco éticos, como los experimentos de Tuskegee, donde los investigadores permiten a los pacientes de sífilis sin tratamiento durante décadas.
Los experimentos psicológicos a menudo se llevan a cabo en laboratorios, pero también se pueden hacer en entornos reales, como en la escuela o en el trabajo.
Algunos experimentos psicológicos bien conocidos incluyen experimentos de Milgram, donde los sujetos reciben el mando de proporcionar descarga eléctrica a otros como parte del estudio de la autoridad.
Los experimentos psicológicos también pueden involucrar mediciones fisiológicas, como los latidos del corazón o la actividad cerebral, para comprender cómo reacciona el cuerpo a ciertas situaciones.
Junto con la creciente conciencia de la ética en la investigación humana, los investigadores ahora deben cumplir con requisitos estrictos para garantizar que sus sujetos estén protegidos y que los resultados de su investigación sean precisos y confiables.
Los experimentos psicológicos han dado muchas ideas sobre cómo pensamos y reaccionamos ante el mundo que nos rodea, y continuamos siendo un campo de investigación interesante e importante.