Cuando dormimos, nuestros cerebros aún están activos y procesan información de nosotros.
El sueño promedio dura solo unos 5-20 minutos, aunque a veces se siente más tiempo.
Somos más fáciles de recordar los sueños que ocurren cuando duermemos profundamente por la noche, porque en ese momento experimentamos más fases de frenos (movimiento de ojo rápido).
Los sueños pueden afectar nuestro estado de ánimo y emociones después de que nos despertemos del sueño.
Los sueños pueden ayudarnos a superar problemas y encontrar soluciones creativas a los problemas que enfrentamos.
Algunas personas experimentan parálisis del sueño, a saber, cuando sus cuerpos se despiertan, pero sus cerebros aún están en estado de sueño, por lo que no pueden moverse ni hablar.
Podemos controlar nuestros propios sueños a través de una técnica llamada Dreaming Lucid.
Algunas personas experimentan el mismo sueño repetidamente, llamado sueños recurrentes.
Los sueños pueden funcionar como una forma para que nuestro cerebro procese y supere el trauma o experiencia difícil.